La soledad completa de Lucía, una niña de cinco años con leucemia aislada cinco meses en una habitación

Era uno de abril del año pasado. Con toda España encerrada en casa a Meri se le cayó el mundo encima, y el coronavirus dejó de ser su principal incertidumbre.

Porque ese día le dijeron que su hija Lucía, de solamente cinco años, tiene leucemia linfoblástica aguda, un cáncer que se puede curar pero cuya sanación implica un proceso largo, doloroso y muy duro psicológicamente. Un mal trago que, encima, tuvo que pasar sola. Porque con la covid sólo dejaban -y dejan- entrar a un acompañante en las consultas de menores.

 

“Me dieron el diagnóstico sola, no dejaron entrar a mi pareja”, cuenta Meri. “Es que además nunca pensamos que fuera a ser leucemia”, añade. Tuvieron apenas unos minutos juntos para que ella le explicara al padre que su hija estaba muy enferma, que tenía que ingresar, que iba a recibir tratamiento y que no podrían estar juntos los tres. Porque la covid ha cortado de raíz los acompañamientos en los hospitales.
En el caso de Lucía ha podido tener a uno de sus padres con ella, nunca los dos juntos. Pero no ha recibido ni una sola visita, ni una actividad, no ha abandonado su habitación. En cinco meses. Sí, una niña de cinco años ha pasado cinco meses entre las mismas cuatro paredes con uno de sus padres.

“La situación que nos ha tocado vivir ya es lo suficientemente dura, pero estando solos lo es mucho más. Son 24 horas solos: sin visitas, sin voluntarios”, dice Meri. Encontraron su mejor apoyo en la Fundación Josep Carreras, que ha puesto en marcha una página web para que cualquiera pueda mandar mensajes de apoyo y ánimo a los pacientes oncológicos a los que la pandemia ha dejado solos. “El momento del diagnóstico es brutal. Te lo dicen y te quedas en shock. Me acuerdo de que le dije a la doctora: ‘Espera, quiero volver a dormir y despertarme porque esto es una pesadilla’. No sabes reaccionar”, añade.

Niños meses aislados y encerrados

Cada año se diagnostican en España 6.400 casos de leucemia y 10.000 de linfoma. Los pacientes con cánceres de la sangre están viviendo en estos últimos meses una soledad extrema. El tratamiento implica muchas semanas de aislamiento, dado el bajo nivel de inmunidad de los pacientes. Ahora, con la situación de pandemia, los pacientes viven este aislamiento sin ningún acompañante o con las visitas restringidas. Solos durante la quimioterapìa, ante el miedo y el dolor.

Desde la Fundación Josep Carreras explican que “hemos detectado un incremento considerable de atención a las necesidades de los pacientes durante la pandemia. En concreto, anotamos un aumento de un 69% en las peticiones de información y apoyo de los pacientes entre enero y septiembre 2020 respecto al año anterior (1.259) y un aumento de casi un 10% de consultas médicas online (1.267)”.

Ahora Meri colabora con la Fundación en su lucha por la investigación. Porque la ciencia es lo que salva la vida de muchas personas como su hija, y hacen falta más fondos para financiarla.

Fuente original NiusDiario